A LA ESPERA DE UN NUEVO CUERPO
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Es bien sabido que en diversas culturas antiguas y contemporáneas ha sido un deseo continuo encontrar la “Formula mágica” de la eterna juventud. En pleno siglo XXI el hombre sigue buscando la clave para retrasar el envejecimiento, a tal punto que la industria dedicada a crear medicamentos antienvejecimiento y la cantidad de cirugías con el propósito de rejuvenecer, crecen en una tasa directamente proporcional al deseo de millones de seres humanos que buscan retrasar la juventud.
Así mismo, creo que todo ser humano en algún punto de su vida ha deseado que su cuerpo fuese más fuerte para resistir el desgaste de un día pesado, o que fuese inmune ante una enfermedad o las inclemencias climáticas que le hacen sentir frío o calor.
A lo anterior podemos sumarle la idea cinematográfica de poseer un cuerpo tipo súper héroe, dotado de una fuerza sin igual, con la capacidad de volar o ser más veloz, o cuanto súper poder venga a nuestra mente. En esencia, puedo afirmar que todo ser humano tiene implícito en su vida esta idea de una eterna juventud llena de vigor; claro está, en algunos más latente que en otros.
¿A qué se debe esto? Como siempre, la respuesta la encontramos en la bendita Palabra de Dios. Para comprender este asunto, debemos remitirnos al génesis, en el momento en el que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios –Génesis 1:26, lo cual implica que el hombre es un ser eterno porque Dios es eterno –Isaías 40:28 –Hebreos 6:2 -2 Pedro 1:11 y tiene en su corazón la eternidad (Y el deseo por obtenerla) puesta por Dios –Eclesiastés 3:11.
Debido a esa eternidad implícita en su corazón, es que el hombre ha tratado de encontrar la solución para no morir y prolongar la juventud por siempre al poseer un súper cuerpo. Es algo apenas comprensible, ya que Dios creó al hombre con estas características; es decir, la primera pareja no sufría de envejecimiento, dolor, cansancio, frío, calor, enfermedades o cualquier tipo de afecciones que en la actualidad aquejan el cuerpo de todo ser humano. Sin embargo, pese a estas condiciones inigualables en su cuerpo, el hombre pecó dando paso a la muerte, y por lo tanto, abriendo la puerta de entrada a todas las consecuencias que la muerte traía para su cuerpo –Génesis 2:17; consecuencias que se manifestarían en todos y hasta el último ser humano que habite la tierra -Romanos 5:12.
Con este panorama sombrío, el ser humano no tenía esperanzas, pero la bondad de Dios se manifestó en nuestro Señor Jesucristo, el cual ofreció su cuerpo en la cruz para que el nuestro no tuviese que padecer las consecuencias del pecado –Hebreos 10:19-22.
Gracias a esto es que nuestro cuerpo puede recibir sanidad divina -1 Pedro 2:24 –Isaías 53:4-5, puede vivir en salud divina –Salmos 105:37 –Salmos 91:16, puede recibir fuerzas divinas –Salmos 92:10 –Isaías 40:29-31, puede tener vigor pese al envejecimiento –Salmos 92:12-15 –Deuteronomio 34:7, y tiene la plena certeza de resucitar con un cuerpo glorificado –Filipenses 3:20-21 –Romanos 6:5 -1 Corintios 15:21-22.
TODO SER HUMANO RECIBIRÁ UN NUEVO CUERPO
Es importante comprender que todo ser humano recibirá un nuevo cuerpo; los creyentes en Jesús y los incrédulos –Mateo 25:46 –Juan 5:28-29.
El cuerpo de un creyente envejece y muere físicamente; pero el creyente puede tener la certeza que recibirá un cuerpo glorificado, ¡Y que gran cuerpo! El cuerpo de un incrédulo también envejece y muere, y también recibirá un cuerpo para el paso a su eternidad, el cual será inmortal. Las características de estos dos cuerpos no son comparables, sin embargo, comparten una misma cualidad: Son eternos.
Al ser cuerpos eternos, se ratifica que todo ser humano es eterno, por lo cual vivirá toda su eternidad en todo su ser, es decir, vivirá la eternidad en espíritu, alma y cuerpo, lo cual pone de manifiesto que la salvación o condenación es en espíritu, alma y cuerpo -1 Tesalonicenses 5:23 -1 Corintios 5:5 –Mateo 10:28 –Lucas 16:19-31. La pregunta en este caso no debe ser si todo ser humano es eterno, la pregunta debe ser ¿Qué cuerpo recibirá un ser humano para vivir su eternidad; un cuerpo glorificado o un cuerpo inmortal?
CUÁNDO SE RECIBIRÁ UN NUEVO CUERPO
Los santos recibirán su cuerpo glorificado en distintos tiempos:
• Santos del antiguo pacto: Opino que estos creyentes recibirán su cuerpo glorificado al final de la gran tribulación –Daniel 12:13 –Juan 5:28-29 –Juan 6:39-40.
• Santos de la iglesia: Los creyentes de este periodo que ya murieron físicamente recibirán su cuerpo glorificado en el arrebatamiento -1 Tesalonicenses 4:16 -1 Corintios 15:52 –Romanos 6:3-11 -1 Corintios 15:23. Los creyentes que estemos con vida en el arrebatamiento seremos transformados para recibir nuestro cuerpo glorificado -1 Corintios 15:52 -1 Tesalonicenses 4:16-17.
• Santos de la gran tribulación: Los creyentes de este periodo que mueran físicamente recibirán su cuerpo glorificado al final de la gran tribulación –Apocalipsis 20:1-6.
• Los dos testigos: Estos santos que estarán presentes durante la primera mitad de la gran tribulación, recibirán su cuerpo glorificado en la mitad de la gran tribulación –Apocalipsis 11:11-12.
• Los 144.000 sellados: Opino que estos santos recibirán su cuerpo glorificado al final de la gran tribulación junto a los santos de este periodo –Apocalipsis 20:1-6.
• Santos del milenio: Opino que los santos de este periodo que mueran físicamente recibirán su cuerpo glorificado entre el final de la última rebelión -Apocalipsis 20:7-10 y el juicio del gran trono blanco -Apocalipsis 20:11-15. Así mismo, opino que los santos de este periodo que no mueran durante el milenio o en la última rebelión, recibirán su cuerpo glorificado en el mismo intervalo de tiempo.
Los incrédulos recibirán su cuerpo inmortal al final de los tiempos para comparecer en el juicio del gran trono blanco –Apocalipsis 20:11-15. El resultado de este juicio será la condenación eterna, por lo cual, todo incrédulo irá al lago de fuego por toda la eternidad.
Con la claridad de la Palabra de Dios, ¿Cuál cuerpo deseas recibir para vivir tu eternidad? Si deseas vivir una eternidad con un cuerpo glorificado, la única condición que debes cumplir es reconocer a Jesús como tu Señor y Salvador -Romanos 10:9-10, para seguirle por el resto de tu vida como su discípulo. ¡Hazlo y nunca te arrepentirás!
Bendiciones en Cristo, y recordemos una y otra vez que el Señor viene pronto.